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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

Lakshmi

Símbolo de lo Divino

Lakshmi

En la creación, el espíritu y la materia están inseparablemente ligados. En los planos superiores aparece más el espíritu y menos la materia; en los planos inferiores, el espíritu está más oculto en la materia. Ambos nacen al mismo tiempo del Dios Absoluto del que nada puede decirse. No tiene nombre. No es correcto que se le llame Él o Ella; Tenemos que decir ESTO o AQUELLO. Los Vedas hablan de TAT.

A Dios en la creación se lo presenta como masculino-femenino, como Padre y Madre. En la India, esta unidad se conoce como Vishnu y Lakshmi. En su aspecto masculino también se llama Mahadeva y en su aspecto femenino forma a Sri. Mahadeva es el origen de la trinidad de Brahma, Vishnu y Shiva. Sri es la Madre triple, Devi, que se expresa como Parvati (fuerza y energía), Lakshmi (Amor y esplendor) y Sarasvati (sabiduría).

Lakshmi significa símbolo. La Madre es una representación simbólica de la Presencia del Uno. Cualquier forma es sólo una representación de la idea divina. El símbolo es esencialmente la Madre. El Señor está presente como la Madre, y ella se muestra como el símbolo. La forma es la Madre; el contenido de la forma es el Padre. Las escrituras orientales dicen que el Padre sólo puede alcanzarse por medio de la Madre. La expresión Lakshmi apunta a esto. Lakshmi es la naturaleza en su esplendor y belleza, el lado divino de la forma. Hay muchas formas hermosas; no obstante, en ningún lugar la belleza es atrapada en una forma, pero se expresa a través de las formas.

Estamos encerrados en envolturas de carne y hueso, y una luz radiante, magnética se expresa a través de nosotros, Lakshmi. La belleza del interior es vibrante. Contemplando sobre la belleza se crea magnetismo en nuestra aura y restablece el orden original. Es por ello que en el Oriente, la forma de Dios es adorada con una belleza incconcebible. La expresión de la belleza, no obstante, no debe ser excesivamente inasequible: la verdadera belleza es sencilla y pura.

Belleza y Esplendor

Lakshmi representa a la pureza en todos los planos. En los planos sutiles, la luz irradia más fuerte y los colores brillan más. Cuando queremos invocar a la Luz y conectarnos con lo Divino, deberíamos habernos limpiado física, emocional y mentalmente. Nuestro entorno y las cosas que utilizamos también deben ser puros y hermosos. La verdad se expresa a través de la belleza.

Lakshmi es la energía de esplendor y la gloria de la Venus cósmica que se refleja en el signo de Tauro. Un mantra relacionado con Lakshmi y Venus es SRÎM OM AMALAYAI NAMAH. AMALA significa pureza. El mantra ahuyenta los aspectos espiritualmente difíciles de Venus en el gráfico; guía y eleva al que busca a través de la belleza. El sonido SRI RAM también ayuda a una transformación rápida. RAM representa el fuego cósmico que quema todas las impurezas; SRI representa el esplendor de la Naturaleza Divina. El sonido invoca riqueza, no en términos de propiedad y saldos de banco, sino como plenitud. La “I” es el sonido de la Madre Divina. Por lo tanto decimos Lakshmi, Sarasvati, Parvati. Todos los sonidos mántricos terminados en “im” tienen que ver con la Luz de la Madre. En el ritual del fuego están los sonidos AIM, KLÎM, SRÎM, HRÎM, en este orden. AIM es la luz de la Palabra divina; KLÎM es la luz de la alegría; el fuego del centro Ajna se llama SRÎM; el fuego de luz dorada es HRÎM.

La luz de los rayos del sol y el esplendor del oro se describen como la gloria de Lakshmi. En la India, los símbolos de su culto están abundantemente decorados con ornamentos de oro y con el polvo dorado de la cúrcuma. Una meditación sobre este color llamado Suvarna en sánscrito crea buenos hábitos y genera un ambiente propicio. El amarillo dorado mantiene la psiquis en equilibrio, disipa estados de ánimo y pensamientos negativos y eleva nuestra conciencia al plano búdico.

El color dorado de Lakshmi se relaciona con el color del cuerpo etérico puro. Su corona de diamante representa el “glorioso manto blanco” del cuerpo causal refinado. Lakshmi se representa con cuatro brazos: los dos brazos superiores sostienen dos brillantes lotos blancos; simbolizan la evolución hacia la luz subjetiva y objetiva. La mano derecha inferior muestra la postura o el mudra de bendición y protección mientras la mano izquierda está en el mudra de derramar bendiciones. Los pintores modernos representan a Lakshmi con la mano derecha dirigida hacia abajo y dinero saliendo de ella. Debajo hay una olla en la que se recogen las monedas. En nuestra visualización, no debemos seguir tales pinturas. El lado derecho representa lo sutil, el lado izquierdo lo físico denso. Donde se acentúa el lado derecho, el acento está en el lado esotérico; el lado izquierdo hace hincapié en lo material. En todos los rituales se utiliza solamente la mano derecha porque pertenece al lado subjetivo de la existencia. La mano izquierda puede apoyar a la derecha de igual manera que la material puede apoyar el lado subjetivo.

Los Nacimientos de Lakshmi

Las escrituras Puranas describen los nacimientos de Lakshmi. Un nacimiento ocurrió cuando se hizo la mezcla del Océano de Leche por los Devas de Luz y los Devas de la Oscuridad, una descripción poética de la formación de los mundos sutiles: del océano emanó el Loto Divino y de su seno apareció Lakshmi. Llevaba dos lotos en sus manos y estaba rodeada de brillo radiante. Los elefantes la bañaron con aguas puras y la decoraron. Luego Lakshmi, como la Madre del Amor, tomó su morada en el corazón del Señor Vishnu. Desde allí ella observaba las hileras de Devas, y los Devas estaban llenos de bienaventuranza. Algunos Devas miraron a Lakshmi tan intensamente que se olvidaron de la presencia del Señor. La Diosa retiró su bendición de estos Devas, y consecuentemente experimentaron una caída. Aquéllos que se dejan enceguecer por riquezas y se olvidan del Señor, experimentan una caída. Cuando vemos lo Divino, nos damos cuenta de la unidad y la diversidad de la creación aparece en esplendor y belleza. Si, sin embargo, olvidamos la unidad, encontramos problemas por doquier.

Al entrar en el cuerpo nos olvidamos de nuestra identidad. Este olvido pertenece a la ilusión divina; permite la creación y que hagamos nuestras experiencias en ella. Al recordar que todas estas experiencias son creadas por los velos de la Madre y son parte de la obra divina, llegamos a conocer a la Madre. A través de su luz, aprendemos a vivir en el mundo sin ser afectados por él y el velo se retira lentamente.

En el sendero de Bhakti el adorador aspira a fusionarse con lo Divino a través de la devoción. Fusionarse en el Amor divino es una experiencia de la máxima bienaventuranza que puede ser experimentada a través del centro del corazón. No puede ser entendida por la razón, y leyendo acerca de ello no transmite la experiencia. Aquéllos que giran sus mentes hacia adentro y actúan llenos de devoción pueden vivir el esplendor y la belleza. El exterior no se debe descuidar; por estar conectados con lo Divino hacemos todo con amorosa atención.

Un símbolo para la expresión del más puro amo es la descripción de que Lakshmi es la consorte del Señor Vishnu y que vive siempre en su corazón. De vez en cuando, Vishnu baja como un avatar y Lakshmi siempre lo acompaña. Cuando asume la forma de Deva, ella aparece en un cuerpo de Deva. Cuando él viene como un ser humano, ella asume una forma humana. Durante su encarnación como Rama vino como Sita. Cuando él nació como Krishna, ella era Rukmini, la primera de las ocho esposas de Krishna, y es considerada como la más elevada. Ella era la única equivalente a él en todos los aspectos y se entregó a él con total devoción.

La Historia de Rukmini

La historia de Rukmini en los Puranas es una gran historia de la devoción de un alma para con el alma universal y su fusión con ella por este medio. La personalidad o el ego, no obstante, representado aquí por el hermano de Rukmini, Rukmi – obstaculizó primero esta Unión:

Cuando Rukmini escuchó hablar de las cualidades de Krishna, decidió casarse con él. Pero su hermano Rukmi quería casarla con un rey y preparó su boda. Como esperaban que Krishna viniera para secuestrar a la princesa, prepararon un gran ejército con cien reyes dispuestos a luchar con él.

A través de Agnijyothana, un Brahmán, Rukmini envió un mensaje a Krishna donde le informó: “Como estoy totalmente dedicada a ti, no puedo aceptar otro hombre. Por favor, ven y sálvame de la boda. Hay muchos reyes que quieren casarse conmigo”. Krishna le envió el mensaje por medio de Agnijyothana diciéndole que vendría en el momento oportuno y la llevaría consigo. Los cien reyes que querían casarse con la princesa llegaron a saber que Krishna planeaba secuestrar a la princesa. Puesto que sospechaban que él podría secuestrar a Rukmini mientras ella iba al templo, los reyes formaron un semicírculo alrededor de la princesa. Como habían sospechado, Krishna vino. Estaba solo, sin armas y sin ejército. Ni un auriga lo acompañó, él mismo condujo el carro. Todos los reyes le vieron. Los miró a todos y sonrió. Ellos le sonrieron. Delante de sus narices, fue hacia Rukmini, tomó su mano izquierda en su mano derecha, miró a cada uno de los reyes y llevó a la princesa al carro. Se aseguró de que estaba sentada cómodamente, le dio la vuelta al carro y mientras se alejaba, decía adiós. Los reyes y todo el ejército necesitaron de diez a quince minutos para percatarse de que había raptado a la princesa. Su sonrisa vino desde la fuente pura; magnetizó todo el entorno y guió a los seres a un trance y éxtasis.

Fuentes: K.P. Kumar: Mantrams / Sri Suktam / Notas de seminarios. E. Krishnamacharya: Vishnu Purana. Ediciónes Dhanishta España. (www.edicionesdhanishtha.com)