Presentación del Libro

Plegarias del Maestro E.K.

por el Dr. Ekkirala Krishnamacharya Vista Previa de los Libros - General

Plegarias del Maestro E.K.

Descripción breve:

Estas plegarias fueron dadas por el Maestro E. K. a sus discípulos. Fueron publicadas por primera vez en 1962 en “Mihira”, una revista mensual astro-espiritual en inglés. También se publicaron en “My Light”, una revista espiritual publicada por la World Teacher Trust, Visakhapatnam.

Desde el principio, algunos de sus discípulos las han pronunciado en ocasiones especiales. Que sus plegarias muestren la luz y guíen a la gente por el camino.

Contenido:

Kulapathi Book Trust, Visakhapatnam, India 1985

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Muestra


Donde tu luz es mi presencia
Donde mi sombra es mi tierra,
Sobre la cual camino mi sendero,
Para llevarme a Ti y conocer mi tiempo,
Para mantenerme en busca de mi nombre,
Donde mi dirección es Tu morada,
Donde mi historia es Tu drama,
De Tu venida y Tu devenir,
Para hacerme olvidar y reflexionar,
Donde el tiempo respira estaciones, años, siglos.
Donde el espacio pulsa los soles, los planetas, las almas,
¡A esa tierra condúceme, mi Señor!

Donde el conocimiento es sustituido por la sabiduría,
Donde las palabras son reemplazadas por la experiencia,
Donde el devenir culmina en el ser,
Donde la armonía, y no el significado, es el mensaje del lenguaje,
Donde la eternidad sustituye a la monotonía,
Donde el cambio es sustituido por la frescura,
Donde la tradición es un glaciar que flota en el flujo y reflujo
del océano de la intuición,
Donde el arco iris de “mi” existencia
Está alrededor, no arriba y abajo.
A este polo de esta tierra física
A este vértice del pilar,
A este Monte Meru condúcenos, ¡oh Señor!

Donde la virtud es el sacerdote
Donde la sabiduría es la fiesta
Donde el espíritu es la mecha,
y el cerebro es el candelabro
Para la llama pura de la intuición
Que ilumina la realización,
Que ya está ahí,
Imperceptible como la cera en todas partes,
A ese polo del sol,
el asiento del alma polar,
Guíame, ¡oh Señor!

Donde el trabajo se aligera por el conocimiento,
Sólo para tener tiempo de servir,
Donde la ciencia es un sirviente
Y no el amo del hombre,
Donde el hombre no sea bárbaro para sentir
Sentir supremacía sobre el animal y la planta,
Donde la criatura humana
Es un angelito de sol
Desterrado en el cuerpo,
Donde el hombre no está por encima sino dentro,
Todo el reino de la vida,
Donde no gobierna las cabezas
Sino el corazón de todos los seres,
Donde no es consciente de su conocimiento,
sino que es dulce con sabiduría madura,
Guíame a la tierra prometida, ¡oh Señor!

Donde la sabiduría no es una posesión como el conocimiento,
sino un desdoblamiento de la persona en lo impersonal,
Donde la alegría no está ligada por la lógica a una causa,
sino que está impregnada como experiencia por el espacio y el tiempo,
Donde el arte no es una memoria de formas,
sino una creación de ideas en fórmulas,
Donde la poesía no es un arreglo de hechos conocidos,
sino un templo de relucientes ladrillos de novedad.
A ese modelo, a esa región celestial,
A ese cielo del ser creado la perfección,
Guíanos, Señor, siempre de nuevo.