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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

Alegría

Felicidad y alegría

Alegría

Las enseñanzas de sabiduría dicen que, por naturaleza, somos seres llenos de alegría. Toda la creación fue creada por amor a los seres vivos y por la alegría de aquellos que buscan la dicha. Sin embargo, la alegría dura sólo mientras no nos quedemos atrapados en el mundo de la materia. La alegría es algo interno; no tiene relación directa con la objetividad. Pero la alegría interior irradia a través de una cara sonriente. No importa cómo se vea en objetividad, agradable o desagradable, en todas las situaciones hay personas que siempre experimentan alegría. Con ellos, no hay cambio de clima, mientras que en el exterior el clima siempre está cambiando. Si nos volvemos hacia adentro, encontramos que la alegría tiene una permanencia que no se encuentra en el mundo objetivo. La felicidad tiene una relación con el mundo externo y objetivo. La felicidad y la infelicidad siempre tienen una relación con algo externo.

La felicidad se relaciona con la personalidad, los sentidos y el cuerpo. Cuando hace frío afuera, el calor es agradable y estamos felices de tomar algo caliente. Cuando hace mucho calor, estamos felices de tomar una bebida fría. Esta felicidad es algo temporal. Nos sentimos atraídos por las cosas externas y somos felices cuando se nos da algo. Esta alegría en las cosas es como un espejismo. Pensamos que la alegría está fuera de nosotros. Nuestra mente sufre así de una distorsión.

Las personas que nadan a través de lagos, escalan picos de montañas o buscan la emoción de la aventura en varios lugares del mundo, buscan la felicidad en el mundo externo a través de sus sentidos. Otras personas buscan la felicidad en el plano mental con ayuda de la mente. Algunos buscan la felicidad en el plano búdico de la sabiduría. Cuando sentimos que hemos experimentado suficiente alegría en lo externo, queremos encontrar alegría en lo interno. En este punto, el estudio del esoterismo, el discipulado, el yoga, los maestros ascendidos y la divinidad se vuelven significativos. El punto no es simplemente hablar de estas cosas, sino practicarlas diariamente: alternativamente vuélvete hacia adentro y crece, y luego vuélvete hacia afuera.

La búsqueda de la alegría

La mayoría de las llamadas personas civilizadas hacen sus vidas cada vez más miserables porque piensan que tienen que trabajar por la felicidad y la alegría. Sufrimos por esta distorsión interna cuando generalmente trabajamos sólo para nosotros mismos. Esta distorsión se invierte con una actitud de ofrenda. Al hacerlo, no miramos lo que obtenemos de nuestras acciones. Al ofrecer nuestras acciones al medio ambiente o a nuestros semejantes, se desarrolla la alegría interior. El yoga enseña: “Eres un Sol, y cuanto más ofrezcas, más recibirás de círculos superiores, y cuanto más te guardes para ti mismo, más asfixia tendrás. Cumple con tu deber y alégrate con lo que viene a ti”.

Somos seres naturalmente llenos de alegría, pero en lugar de sentir “Yo soy alegría”, pensamos que somos felices cuando obtenemos algo o hacemos algo para nosotros mismos. Pensamos que, si estudiamos bien y luego conseguimos un buen trabajo, seremos felices. Luego, cuando tenemos el trabajo y tal vez un compañero de vida, y organizamos todo en consecuencia, la alegría todavía no está allí. Incluso tenemos niños y pensamos que entonces nos darán alegría, continuamos corriendo tras la alegría en el mundo exterior. Buscar la alegría es un juego en el que siempre perdemos. Por largos períodos de tiempo buscamos la alegría de esta manera y no la encontramos.

Compramos cosas como un reloj o un coche, pero traen poca alegría. En nuestros hogares, hay muchas cosas que hemos comprado para disfrutar, pero que una vez compradas, la alegría ya está olvidada. Así las casas se convierten en almacenes de muchas cosas.

La sabiduría dice que cuanto más acumulamos, más nos condicionamos por ello. Dar genera alegría y libera; acumular nos condiciona y nos mantiene en nuestra personalidad. Cuando actuamos impersonalmente y para los demás, experimentamos alegría. La alegría radica en el hecho de que simplemente actuamos. A través de la acción desinteresada, el Plan Divino se lleva a cabo a través de nosotros. Podemos regocijarnos en ello y simplemente verlo suceder. Podemos hacer nuestra parte en un trabajo, pero ni la sugerencia de actuar proviene de nosotros ni el resultado es en última instancia como imaginamos. Cuando nada se queda con nosotros en lo que hacemos, esta es la forma impersonal de actuar. Recibimos en forma de satisfacción y en forma de alegría.

En cada evento, consciente o inconscientemente, hay alegría constante, pero no hay alegría en aferrarse al pasado. No miramos hacia atrás ni miramos hacia adelante, sino que vivimos en el presente. Hacer en el presente de una manera impersonal lo que hay que hacer se llama conocimiento o experiencia pura, y esa experiencia conduce a la alegría. Es como un niño que juega para tener alegría. No hay un “por qué”. Donde hay un “por qué”, no hay experiencia pura de alegría.

Beatitud

La alegría pura se llama bienaventuranza y también bienaventuranza eterna. Otro nombre para ello es la verdad de la existencia o el amor puro: “Que nos demos cuenta de la verdad, el amor puro y la dicha de la existencia”. Éste es el objetivo que los seres divinos quieren que todos los seres vivos logren. Éste es el pensamiento divino, y este pensamiento guía los sistemas: el planetario, el solar y el cósmico. La felicidad tiene una relación con la personalidad. La alegría es una experiencia del corazón y pertenece al alma. La bienaventuranza es el estado de alegría ilimitada donde estamos en conexión con la Superalma, con lo Divino, con la Bienaventuranza.

La alegría es una dimensión interior. Un evento alegre que tiene un impacto profundo en nosotros y nos llena de alegría interior cada vez que lo recordamos de nuevo. A través del recuerdo podemos experimentar alegría porque permanece dentro del corazón como un recuerdo gozoso. Aunque esta alegría depende de algo que está fuera de nosotros mismos, como una conversación hermosa, es una dimensión más profunda de alegría, de la personalidad tocada por el alma. También podemos experimentar una profunda alegría cuando cantamos o hacemos música juntos. Otro tipo de alegría es la alegría de escuchar sabiduría o música y cantar, o un evento alegre inolvidable.

La bienaventuranza del alma viene cuando permanecemos en la sabiduría pura, Buddhi. El sonido semilla KLIM es la luz de la alegría a través del cual podemos experimentar una alegría inexplicable. También se llama Brahmananda. Ananda ya es bienaventuranza, y Brahmananda es indescriptible. Cuando nos convertimos en Brahman, no hay más experiencias, pero cuando estamos muy cerca de Brahman, experimentamos gozo extático. Es una experiencia como la que tuvieron las gopis, las pastoras de la juventud de Krishna. Se dice que las gopis estaban borrachas con Krishna. En este estado de éxtasis, nos olvidamos de nosotros mismos por completo. En el séptimo paso del yoga, dhyana, es decir, en meditación profunda y conectado con Brahman, tenemos estos estados de éxtasis. Estos estados comienzan en nosotros ya en el plano que está por encima del plano búdico, llamado Ananda.

Conectados con Beness

Cuando contemplamos las dimensiones de la sabiduría, nos separamos de los conceptos mentales y entramos en un reino donde experimentamos visiones encantadoras y gloriosas en nuestro interior. Esto nos permite disolver la mente en su estado superior. Experimentamos esto como el olvido de nosotros mismos en conexión con lo Divino y la alegría que lo acompaña en un estado avanzado de yoga. Lo llamamos la “Poción de la Inmortalidad”. Se encuentra por encima de la mente, entre el plano de Buddhi y el plano de Ananda. Cuanto más experimentamos esta poción de inmortalidad, más entramos en el estado de olvido de nosotros mismos y alcanzamos la unidad. A veces nos absorbemos tanto en nuestra adoración u oración que nos olvidamos de todo. Este es un aspecto de Neptuno. El principio correspondiente se llama “Soma”. Soma significa que nos da la esencia de la experiencia y esto nos permite perder nuestra conciencia individual en la conciencia universal. Un medio para experimentar la alegría de la Unidad es adorar a Dattatreya mientras se siguen las reglas y regulaciones del yoga.

También podemos experimentar este gozo de unidad recurriendo regularmente a himnos de sabiduría. Podemos hacerlo, pero no tenemos que hacerlo. Es nuestra elección. Si recurrimos a estos himnos diariamente, alcanzamos la alegría interior y la bienaventuranza del alma, así como la salud física y otras comodidades en todos los niveles de la existencia, y podemos vivir todo el período de la vida. Mientras sintamos rechazo, no queremos abrirnos a la experiencia de esta alegría y dicha.

La dicha, entonces, radica en experimentar ser. Para experimentar esto, debe haber otro estado en ser, y ése es la conciencia. Cuando la conciencia se conecta con el ser, se produce la dicha. Esta conexión es esencial para experimentar la dicha, la alegría y la felicidad apropiadas. Debemos saber cómo hacer esta conexión.

Los videntes dominan el arte de recibir estas energías a través de los himnos y viviendo de acuerdo con estas energías para poder experimentar la bienaventuranza de la existencia, la experiencia más elevada y última de la existencia. Así es exactamente como se hace en los Círculos Superiores, en todos los planos de la existencia.

Fuentes utilizadas: K.P. Kumar: Las Enseñanzas de Sanat Kumara; notas de diversos seminarios. Dhanishta Publications, Visakhapatnam, India (www.aquariusbookhouse.com)