{"timeout":"7000","width":"990"}
  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

Motivo y Acción Inmotivada

La Actuación de los Iniciados

Motivo y Acción Inmotivada

Cuando vemos las historias de la vida de los iniciados, vemos que una gran cantidad de actividad sucede a través de ellos durante sus vidas. Al mismo tiempo, no intentan hacer nada. Si les preguntan por qué hacen algo, la respuesta es, porque lo hago. Para ellos, todo es un acontecer para lo cual no hay razón personal. Simplemente permiten que el Plan difunda algunas nuevas energías a través de ellos. No sabemos lo que los Maestros han hecho por el planeta. Actúan en silencio. Actúan de una manera muy competente, pero muy poco de lo que hacen es percibido por nosotros. Incluso los discípulos de un Maestro no saben lo que su Maestro está haciendo por ellos. Tal vez algo de ello se reconocerá al cabo de unas cuantas décadas. Por el contrario, muchas personas actúan como si estuvieran haciendo algo importante, pero sus obras no tienen ningún efecto duradero. Son conducidos por la ambición; desean ser admirados y quieren brillar.

La mayoría de las personas tiene motivos personales para sus acciones; pero un Maestro no es conducido por ningún motivo. El Plan viene a él, él no va al Plan. Nada comienza de él como su sugerencia personal. Cuando presenta una propuesta, no existe auto-centrismo en ello.

La Semilla de nuestras Acciones

En el caso de la voluntad personal, siempre encontramos un motivo para nuestro propio beneficio, incluso si está escondido. Lo que hacemos deben producir algo para nosotros; éste es el pensamiento humano normal. Todas las acciones que se orientan hacia un resultado pertenecen a la personalidad. Las acciones dirigidas al bienestar general no contienen ningún motivo para beneficio propio. Ésas pertenecen a la voluntad del alma. Un Maestro está siempre en contacto con el Alma Una que fluye a través del universo. Por tanto, no tiene motivos propios. Un discípulo está a veces en el alma y a veces en la personalidad. Está lleno con la luz del alma y con los pensamientos blancos que se orientan hacia el bienestar de otros. Así, sus acciones son llevadas por puros motivos de buena voluntad. Un aspirante reside en la personalidad y se esfuerza por el alma. Generalmente tiene buenos motivos y es impulsado por el deseo de hacer el bien. Por otra parte, los motivos de una persona promedio están principalmente centrados en ella misma.

Tenemos motivos para cada cosa que hacemos, motivos buenos o diferentes. El motivo nos hace actuar. Esta es la semilla que estimula nuestro pensamiento y acción en la dirección correspondiente. Los motivos buenos, altruistas, llevan a buenos pensamientos y acciones; los motivos egoístas tienen efectos relacionados. Cada motivo crea consecuencias, y por tanto estamos limitados por nuestras acciones. Las acciones de hoy crean consecuencias que nos circunscribirán y atarán mañana. Incluso si empezamos con un buen motivo, podría ser que lo distorsionemos en el camino. Podemos desarrollar ambición, envidia, o celos; podemos perder la medida exacta y hacer demasiado o muy poco.

Por tanto, es importante que, de vez en cuando, examinemos nuestros motivos, tanto en el sentido material como en el espiritual. Si pensamos que queremos ganar más dinero, deberíamos pensar al mismo tiempo cómo podríamos ayudar a más personas. ¿Cuáles son nuestros motivos cuando adquirimos más habilidades? ¿Es porque queremos ser útiles en mayor grado para el bienestar común o para nuestro propio beneficio? ¿Comemos de manera que mantenemos nuestro cuerpo saludable? El poder de la discriminación nos da el filtro adecuado. Incluso si actuamos con buenos motivos, nuestras acciones no siempre producen buenos resultados. Frecuentemente hay decepciones si los resultados no cumplen con nuestras expectativas. Los resultados no pueden hacernos realmente felices. Lo que nos hace felices es el medio que utilizamos. Cuando usamos los medios correctos, los resultados no afectan, sea que obtengamos el resultado correcto o no.

Una acción que no tiene motivo no está orientada hacia un resultado. Un iniciado actúa por el bien del acto. La causa de la motivación y la orientación al resultado fueron abandonadas; no obstante, el trabajo continúa. Los frutos de su acción no vuelven al iniciado; por tanto, no está atado por su acción. Esto se llama habilidad en acción. El Señor Krishna llamó Yoga a esta habilidad en acción. En sus acciones, Krishna siempre permaneció libre y juguetón.

El Cuerpo Causal

La semilla de nuestros motivos se almacena en el cuerpo causal. El alma que se expresa a través del cuerpo espiritual (Buddhi) entra en el cuerpo mental a través del cuerpo causal y guía a la personalidad a partir de ahí. El cuerpo causal, llamado Linga Sarira, en Sánscrito, da el impulso motivador que permite al alma trabajar a través de los cuerpos inferiores: el cuerpo mental, el cuerpo astral y el cuerpo físico. Por otra parte, el cuerpo astral contiene tres cuerpos, el cuerpo de luz o el cuerpo etérico, el cuerpo vital y el cuerpo de deseo. A través de los cuerpos inferiores, la personalidad manipula las intenciones del alma para satisfacer su propia hambre y sed. Está bien centrarse en uno mismo y satisfacer sus necesidades mientras esto no dañe a otros. Pero cuando la personalidad coopera con el alma, se puede expresar la intención del alma.

Para esto, debemos asegurarnos de que estamos en equilibrio y no estamos hiperactivos, porque el exceso de actividad fortalece el egoísmo. El equilibrio es una cualidad del plano Búddhico. A través del equilibrio, podemos mantener nuestros motivos puros y podemos dejar que los motivos disminuyan gradualmente con el tiempo. De esta manera el cuerpo del deseo se disuelve primero y finalmente el cuerpo causal. Cuando construimos el puente al plano Búddhico, no hay más motivos. Los planos inferiores existen para nosotros como posibilidades para trabajar allí, pero ya no experimentamos sus aspectos negativos. Los resultados llegan a nosotros y reaccionamos a ellos. El principio planetario entra en nuestra unidad de conciencia como la conciencia divina; fluye y trabaja a través de nosotros. El Maestro CVV llamó a esto “Insinuación eléctrica” y “Entrenamiento del Éter”. Esto actúa como una revitalización de todo el cuerpo. Experimentamos la luz en nosotros mismos y a nuestro alrededor, y sentimos unidad con todo el planeta. De esta manera, nos convertimos en un trabajador planetario que no tiene motivo ni programa propio.

Podemos visualizar esta experiencia aún antes que logremos este estado; la idea misma conduce a una expansión de la conciencia. También nos ayuda mucho cuando nos relacionamos todos los días con nuestro Maestro y su Ashram en nuestra contemplación. Entonces los pensamientos y impulsos nos son transmitidos lo que nos ayudan a mejorar nuestros motivos y formas de pensamiento para avanzar en nuestro desarrollo. Más delante podemos ir incluso más allá del templo de buenos pensamientos.

Este templo es también llamado el Templo de Salomón. Es el cuerpo causal puro que, en el caso de los adeptos, se eleva a grandes dimensiones para proteger a muchas personas, para iluminarlos y guiarlos. A través del templo, ellos se aseguran que las personas estén en el sendero en cualquier condición en que pudieran estar. Estos adeptos desarrollan la luz causal de su cuerpo para hacerla tan grande como sea posible. Esto se conoce también como la cúpula del templo. Mientras más elevada sea, mayor será la eficacia en la transmisión de las energías de amor, luz y sabiduría. El iniciado puede, voluntariamente, salir del templo y mantenerlo para seguir trabajando a través de él. El templo es el medio por el que hace un buen trabajo. Esto significa que, a través de la buena voluntad, construimos una buena red y realizamos actos de buena voluntad en una mayor medida. Cuando hemos construido a nuestro alrededor un fuerte pensamiento de buena voluntad, podemos trabajar con éste durante varias vidas

Destruyendo el Templo

Cuando el adepto se da cuenta que él es el origen del templo y que es sólo un medio por el cual trabaja, decide destruir el templo. Cuando el templo es destruido, se llama Nirvana. Nirvana significa la muerte para todo lo que ha sido construido. Nirvana significa también permanecer como ESO YO SOY. El adepto ahora ha superado incluso el aspecto causal y permanece en relación con el alma universal. Este es un estado que corresponde a un grado muy elevado en la Masonería. Aquéllos que han ido tan arriba como para tener la experiencia de Dios tienen todas las posibilidades a su disposición para manifestarse según el tiempo, el lugar y la necesidad. Así, el adepto sabe que, si es necesario, puede reconstruir el templo a voluntad; llevar a cabo el trabajo y luego volver al estado de Nirvana. Éste es el significado oculto de la declaración de Jesús: “Puedo destruir el templo y reconstruirlo en tres días y noches”. Los judíos pensaron que él quería destruir el templo en Jerusalén. No lo comprendieron.

La destrucción del cuerpo causal también se llama también romper las herramientas de la sabiduría después que el trabajo ha sido realizado. Esto es lo que Jesús quiso decir cuando dijo, “Ahora me elevaré e iré a mi Padre.” Las Escrituras dicen que tales iniciados pueden ascender al cielo o pueden ir más allá de las esferas de la tierra. Sin embargo, todos aquéllos iniciados que hemos conocido desde hace 5000 años han decidido permanecer en la esfera terrestre. Aunque no están disponibles para la mayoría de la humanidad, siguen trabajando con sus discípulos, que todavía llevan su “cuerpo- templo” y por tanto están activos a través de él. Los iniciados trabajan ahora a través de una cadena de discípulos para alcanzar al plano físico denso, mientras que al mismo tiempo actúan a través del éter del planeta.

Fuentes: K. Parvathi Kumar: Nutrientes para el Discipulado / Notas de seminarios. Dr. E. Krishnamacharya: Psicología Espiritual. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishtha España (www.edicionesdhanishtha.com)