Vida Prenatal y Nacimiento

Enseñanzas de Sabiduría
Las Bases

Nuestro sistema solar es el resultado de una serie de reacciones en cadena. Algunos de estos efectos son el nacimiento y desarrollo de los planetas. Como parte del sistema, nuestra tierra tiene su propia serie de reacciones en cadena en la creación y desarrollo de la sustancia de nuestro planeta. Hay un Plan para incrementar la conciencia de esta Tierra. Según este Plan, cada uno de nosotros fue creado como una chispa de conciencia. Cada chispa de alma tiene un vehículo que se compone de diferentes capas. Estas capas se llaman: cuerpo, mente, etc.

En las escrituras orientales, la personalidad nacida del alma se llama Kshara Purusha, la parte mutable del alma. Según el Plan de la Tierra, esta parte del alma pasa a través de muchas encarnaciones y toma muchas formas. La sustancia de las formas se devolverá al reino mineral al final de cada encarnación. La parte invariable del alma, Akshara Purusha, es la luz radiante. Hay una dimensión aún más elevada del alma, el Alma Universal o Purushottama. Esta es la base de nuestra parte mutable y la inmutable. Existimos en todo momento como los dos aspectos superiores del alma. Cuando nos damos cuenta de la conexión con el Alma Universal, estamos vinculados conscientemente con el trasfondo, con la unidad de lo Divino. Esto se llama liberación. Entonces se cumple el propósito de la evolución.

La teoría de que nacemos como consecuencia de nuestras acciones pasadas no está totalmente completa. Las reencarnaciones son una parte de las reacciones en cadena de esta Tierra. Son la verdadera causa de nuestro nacimiento en esta Tierra, no sólo nuestras acciones pasadas. Estas reacciones en cadena nos hacen reencarnar en grupos y avanzar en el sendero del gran Plan de la Tierra. La Naturaleza nos da las experiencias repetidas de muerte y nacimiento de cuerpos nuevos para que comencemos a utilizar el potencial de nuestra experiencia y comencemos a comportarnos mejor. El karma individual nos hace experimentar las consecuencias de nuestras acciones pasadas. Así, nos involucramos en situaciones específicas; sufrimos los efectos de las deudas actuales y pasadas hasta que las hayamos despejado. Poco a poco comenzamos a realizar nuestro verdadero ser y a cooperar con la actividad planetaria de la Tierra.

En nuestro viaje por los caminos espirales de la evolución, la vida prenatal es una parte de la vida y no se puede ver como separada de ella. El cumpleaños no es el comienzo. En el día de nuestro nacimiento hemos caminado desde el interior hacia el exterior, pero dentro ya estábamos allí. Incluso la fecha de la fecundación, cuando el espermatozoide del padre se unió al óvulo de la madre no es el momento del inicio. Ya existíamos antes; de lo contrario nosotros no habríamos sido capaces de entrar en el útero. Pasamos por fases de visibilidad e invisibilidad.

La duración entre dejar lo físico y comenzar una nueva reencarnación varía de alma a alma. Algunas almas muy evolucionadas esperan muchos años antes de encarnar de nuevo. No tienen más ataduras a vidas pasadas. No hay ninguna necesidad para un nacimiento. Vuelven según el plan divino para ayudar a otros y regresan después que el propósito se cumple. La gente normal vuelve después de un año, motivados por el impulso de satisfacer sus deseos. Mientras tanto, hacen su experiencia sólo a través del cuerpo causal, en los movimientos que corresponden a la órbita de la Tierra.

Dependiendo de nuestra personalidad y la fuerza de nuestras ataduras, nos sentimos atraídos a padres que corresponden a la cualidad general de nuestra naturaleza. Si morimos con una intensa aspiración espiritual, renacemos en una familia donde fácilmente podemos seguir la vida yóguica o donde prevalece la prosperidad para que nos podamos enfocar en continuar nuestro camino sin tener que preocuparnos mucho por las condiciones de vida. Si tenemos otros asuntos, entraremos en relaciones más o menos armónicas o conflictivas. Si antes del embarazo, los padres llevan una vida pura, armoniosa, enfocados en aspiraciones espirituales, atraen almas altamente evolucionadas.

Descendemos como un principio de fuego en forma de un pensamiento a la cabeza del padre. Esta asociación puede ocurrir también a través de la respiración o los alimentos. Así, la pareja tiene la idea de querer tener un hijo. Si tienen sexo entonces, el descenso del alma ocurre al útero de la mujer a través de los espermatozoides del hombre. Si no hay alma, la fertilización no ocurre; hay sólo excitación sexual.

Durante el estado prenatal se imita el drama de la evolución humana en todos sus detalles en la construcción del cuerpo dentro de los nueve meses de embarazo. Los devas de la forma y de la conciencia de número construyen la forma humana según el esquema contenido en el esperma y el huevo. Hasta el séptimo mes el aspecto lunar o la forma del niño crece en el útero de la madre y el aspecto solar permanece alrededor de la cabeza del padre. Así, durante este tiempo, el alma está en parte con el hombre y en parte con la mujer. Alrededor del séptimo mes, el alma se une a la mujer embarazada y está en el útero durante unos 90 días.

La conciencia espiritual de la madre da mucho alimento al bebé en crecimiento. Su ignorancia le da mucho dolor. Las acciones y actitudes del hombre y la mujer tienen un efecto muy fuerte sobre el niño en crecimiento. El alma sufre el infierno si la madre es descuidada y negligente en su comportamiento. Si ella permite actos sexuales incluso después de la concepción, el niño sufre e incluso sufre convulsiones. Los hábitos alimenticios indiferentes y los arrebatos emocionales envían ondas de choque de vibraciones al bebé en el útero. El niño se siente muy incómodo e intenta moverse en el útero. La madre puede sentirse feliz de que el niño se está moviendo pero él siente dolorosamente su encarcelamiento con piernas y brazos cruzados.

En el séptimo mes se desarrollan la mente y la memoria del pasado. Durante los últimos 90 días hasta el nacimiento, el niño recuerda las encarnaciones anteriores y sus malas obras, así como el propósito de su encarnación futura. Cada alma lleva dentro el deseo de renacer para dar cumplimiento a la parte incumplida del pasado y a las responsabilidades no cumplidas. El niño siente el intenso impulso de salir del útero. Si tenía una tendencia a lo divino en su vida anterior, comienza a orar intensamente y luego encuentra la luz. Incluso sin una inclinación a lo divino, el alma siente una resolución para una vida mejor. Los iniciados después de la tercera iniciación normalmente no pasan por la fase entre el séptimo y el noveno mes sino que se unen con el niño después del nacimiento.

Durante el embarazo e incluso después del nacimiento los padres pueden transmitir mucho al niño a través de música armoniosa, canto de mantras o canciones y lecturas inspiradoras o escrituras sagradas. Es muy aconsejable que la madre tenga un ritmo apacible de vida y pase tiempo en una naturaleza agradable. Las historias de terror o los videos de violencia tienen un enorme efecto sobre el niño en crecimiento.

Para la determinación astrológica de la fecha de nacimiento se debe tomar el punto de donde sale la cabeza. Hay un importante sacramento que el padre realiza justo después del nacimiento, antes del corte del cordón umbilical. El padre toca la cabeza del niño, para que las energías del padre den el primer toque al Sahasrara del niño a través de su mano derecha. Invoca el hilo de la conciencia, que conecta al padre y al niño, pronunciando mantras que significan, “Tú naces de cuerpo a cuerpo. Tú eres el 'YO SOY' en mí en la forma de mi hijo.” Esto llama la naturaleza inconsciente del niño hacia el camino de evolución. Provoca un desarrollo ordenado en la mente que se desarrolla lentamente.

La sabiduría Védica conoce también otros sacramentos: la iniciación del sol con el corte del cordón umbilical, el sacramento de darle la leche y alimento sólido, el sacramento de la perforación de los lóbulos de las orejas y de la iniciación en el Gayatri Mantram. En cada estación importante en la vida hay un sacramento que debería limpiar el cuerpo humano para que el alma pueda trabajar a través de él.

Los astrólogos saben que las impresiones recibidas por un bebé durante las primeras seis horas después del nacimiento (90 grados de rotación de la tierra alrededor de su propio eje) son un resumen de su vida futura entera hasta los 90 años. El Maestro EK describe experimentos hechos por él, en los que trajo a mujeres jóvenes con sus bebés a una sala silenciosa por seis horas después del nacimiento y les puso suave música con casetes. Esto tiene un efecto marcado sobre la salud y la espiritualidad. Así toda la vida puede elevarse a las más nobles expresiones. Un choque durante las primeras seis horas se manifestará como una crisis profunda en el tiempo de vida correspondiente.

Durante los primeros meses después de nuestro nacimiento, aún recordamos la resolución de antes del nacimiento de no repetir las malas acciones. Todavía dormimos mucho y durante este tiempo aún estamos en comunicación con la luz que hemos visto antes del nacimiento. Los sentidos para mirar hacia afuera se desarrollan mucho más tarde. Pero mientras más vivimos en el mundo externo, olvidamos poco a poco el mundo interior. Un Maestro nos puede ayudar a recuperar la memoria de este estado. Y los padres pueden ayudar a construir un cuerpo sutil a través de la alimentación con leche materna, alimentos saludables, aire y luz solar.

K. P. Kumar: Las Enseñanzas de Kapila / Notas de seminarios. Dr. E. Krishnamacharya: Educación Prenatal (Transcripción de seminario alemán). The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishtha España (www.edicionesdhanishtha.com)