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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

El Plano Búdico

Intelecto e Intuición

Buddhi Las capacidades intelectuales del hombre abarcan el pensamiento analítico y la interpretación. Esto se refuerza a través del sistema educativo de hoy y es importante para ser eficaz en el mundo externo. No obstante, el desarrollo del intelecto no se debe confundir con el desarrollo espiritual. Una de las capacidades espirituales es la energía de síntesis, con la cual reconocemos las correlaciones más profundas y el significado de lo que nos conduce a la comprensión intelectual. El intelecto piensa críticamente. La sabiduría considera todo según su propósito, y la unanimidad domina. “Los contrastes aparentes se complementan,” dijo Pitágoras.

El intelecto o la mente se pueden comparar con el principio Manas, la espiritualidad con Buddhi o la luz de la sabiduría, y la divinidad superior con Atma. Mientras Manas transmite mensajes del ambiente al hombre interno y lleva también órdenes de la voluntad de adentro al exterior, Buddhi toma decisiones acerca de cómo hacer cosas de manera correcta. Sabe qué es bueno y malo, qué debemos o no debemos hacer. En términos del razonamiento, hay un abismo entre lo que sabemos y lo que lo hacemos. Debemos construir un puente sobre este abismo para vivir nuestras vidas en la luz de la sabiduría. El puente se extiende desde el plano mental al plano búdico, del intelecto a la intuición. En el principio, la intuición es solamente una chispa de luz, pero con el tiempo se transforma en una ocurrencia diaria. “Usted se conecta, así usted recibe.” Ésta es la promesa de cada maestro. “Te guío y te enseño desde adentro. Organizaré tu personalidad desde dentro. Haré las transformaciones necesarias.”

Guía desde Adentro

Muchas personas no se atreven a meditar en el plano búdico. En este caso, elegimos un maestro que viva allí, un Maestro de la Sabiduría. Él está siempre en el plano búdico, y al meditar en él estamos ya allí nosotros mismos, sin saberlo. La contemplación diaria es importante para volverlo a llamar dentro de nosotros mismos. Cuando cerramos los ojos, visualizamos la forma que estamos invocando tan hermosa y llena de luz como podamos, y nos conectamos mentalmente con ella. Podemos hablar con él y decirle nuestros problemas. Podemos pedir guía y consejo. Entonces, el plano búdico se revelará en nosotros, y oiremos en el corazón lo que debemos planear y hacer.

Sin un maestro, podemos perdernos fácilmente en el plano mental o búdico y quedarnos trabados. Hay incluso una cierta parte del plano búdico donde puede haber tergiversación y manipulación. De esta manera, algunas religiones distorsionaron los conceptos antiguos de la sabiduría y los presentaron como suyos para ganar ventaja. Para la mayoría de las personas, la sabiduría sigue siendo un concepto tal como aparece en los libros que estudian. Es sólo una carga mental para ellos, sin ningún propósito real. Cuando algunos hablan de la sabiduría, nos sentimos con deseos de salir corriendo porque todo lo que hacen es recordar ideas conceptuales. Ni han asimilado lo que estudiaron, ni han experimentado la sabiduría. El propósito de estudiar la sabiduría es avanzar al plano átmico y entrar en la auto-conciencia que llamamos YO SOY o el alma. Allí, la sabiduría desaparece, tal como los conceptos mentales han desaparecido ya de antemano. Todo desaparece, sólo permanece la belleza de la conciencia de la existencia.

La capacidad de razonamiento de un elefante no cabe en la de una mosca. Buddhi, la capacidad del alma, es mucho mayor que la capacidad del cerebro. Por eso reside fuera del cerebro en vez de dentro. El cerebro es sólo un instrumento del alma y por lo tanto su capacidad de razonamiento. El iniciado no piensa con el cerebro, sino fuera en él. Es por ello que muchos iniciados son considerados locos por sus prójimos, los cuales no pueden entenderlos. Por ejemplo, quien vive en los reinos superiores del plano búdico, no considera que nada le pertenezca, mientras que el hombre promedio piensa constantemente en términos de “lo mío” y “lo tuyo.” Para el iniciado, es una experiencia que todo pertenece al Uno, incluso él mismo. Él no piensa “mi posesión, mi casa, mi tierra…” Cuando él contempla sobre el alma, se olvida de su cuerpo. La idea de aferrarse a algo pertenece a la capacidad de razonamiento de los niveles inferiores de Buddhi.

Planos Búdicos

Cuando dividimos los planos búdicos en tres partes, encontramos todos los libros de la sabiduría en la tercera parte, la más baja. Los libros son accesibles por nuestra mente; hay cierta lógica en ellos y muchas explicaciones. Cuando ascendemos al segundo y al primer nivel del plano búdico, encontramos la intuición en la segunda parte, y la experiencia pura en la primera. La intuición no soporta la lógica. Podemos desarrollar cierta lógica para la intuición, pero cuando se trata de experimentar, las cosas se hacen más difíciles. Frecuentemente en ciencias ocultas tales como la astrología, el acto de la interpretación deriva del plano intuitivo; algo tiene sentido, aunque no hay explicación lógica con respecto a la constelación de los planetas. Esto es una experiencia común para los que trabajan con astrología y homeopatía desde el plano intuitivo.

El cuerpo mental podemos dividirlo también en tres partes: en el mental-emocional, el color del mental está entre el naranja y el rosado. En los planos superiores, el aspecto emocional del mental se transforma en el amor de la sabiduría. El intelectual-mental se llena de un color anaranjado brillante cuando el pensamiento no se cristaliza, sino que es claro y flexible. El color anaranjado del mental puro nos permite experimentar la sabiduría. La sabiduría se experimenta como de amarillo-dorado y conduce eventualmente a un color amarillo-miel. El intuitivo-mental es el cuerpo de la intuición, llamado también cuerpo búdico, que es de una luz blanca-azulada. La fuerza de motivación del cuerpo de la sabiduría se llama cuerpo causal.

Colores

La naranja es el color de la luz en lo material, el espíritu en la materia. El amarillo-dorado es el color de la luz del plano búdico puro, el material más sutil, llamado también Devachan. El azul es el color del plano espiritual, más allá de la materia. Cuando nos elevamos al plano búdico, podemos percibir colores claramente e incluso oír sus sonidos. Un símbolo para la contemplación es un centro azul rodeado por amarillo-dorado enmarcado en naranja. Si nos vemos como espíritus en el centro de un círculo, entonces el primer círculo alrededor del centro es la luz, el alma misma; su iluminación se llama Buddhi. No tenemos que hacer nada para purificar esta luz. Luego está la personalidad. Dependiendo de cuán avanzados seamos, está controlada por pensamientos superiores o inferiores. La mente necesita limpiarse de impurezas hasta un punto en el que el pensamiento se vuelve transparente. La luz del alma puede brillar a través del cuerpo cuando los pensamientos ya no están empapados de motivos y deseos personales.

Llamando a la Luz

Esto deseamos lograrlo a través de la práctica espiritual tal como el canto diario de Gayatri. La esencia verdadera de Gayatri es la alineación con el plano búdico. Pedimos una estimulación del plano búdico de manera que la luz pueda descender y regir sobre nuestro pensamiento. “Tat Savi-tur Varenyam” – que la luz nos abrace. Meditamos sobre la fuente de toda la luz, “Bhargo Devasya Dhimahi”, de manera que la luz del alma pueda descender: “Dhiyo Yonah Prachodayat”. Y en la Gran Invocación, decimos: “Desde el Punto de Luz en la Mente de Dios – Que afluya Luz a las mentes de los hombres. Que la Luz descienda a la Tierra.”

Podemos visualizar cómo la luz irradia desde el centro de la cabeza, desde la joya en el loto, y nos penetra desde el centro Ajna: “OM MANI PADME HUM”. Buddha lo dio así. HUM es como OM, un sonido de invocación. La luz debe penetrarnos hasta el punto de que nuestra personalidad esté liberada de todo egoísmo y reconocemos el alma en todo. Debemos contemplar sobre esto a diario cuando llenamos nuestro sistema con la energía del alma.

Todos los que están continuamente en la luz del alma en el plano búdico son llamados Buddhas o Maestros de Sabiduría. Especialmente durante la Luna Llena de Vaisakh, la Luna Llena del Buddha, podemos abrirnos para recibir las energías del plano búdico.

Fuentes utilizadas: K .P. Kumar: Mithila / notas de seminarios – E. Krishnamacharya: Anatomía Oculta / Meditaciones de Luna Llena. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishta España.