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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

La Esencia del Hombre

El Ser Doble

Double Triangles La ciencia explica que el hombre se ha desarrollado a partir de la materia, que la evolución ha ido del mineral vía la planta y el animal al hombre. Desde el punto de vista de las enseñanzas de sabiduría esta teoría resulta incompleta, puesto que según la comprensión espiritual, en contraste con Darwin, el hombre es un ser doble, con una parte mortal y otra inmortal. El hombre verdadero se entiende como el ángel solar, envuelto en estratos materiales llamados cuerpos. La parte corporal del hombre está sujeta a la evolución y ha ascendido a través de la evolución de los reinos inferiores como el mineral, el vegetal y el animal, mientras que el alma ha descendido de los círculos superiores. La parte ascendida se llama en las escrituras: “el portador que no se diferencia del animal”. Sin embargo, la parte descendida es el hombre verdadero, creado a “imagen de Dios”.

No es correcto entonces decir que el hombre proviene del mono. Si se compara el cerebro de un mono y el de un hombre muy primitivo, siempre se descubre que hay una brecha que no puede explicarse. En la Naturaleza, toda la evolución sucede muy gradualmente, pero la brecha entre el cerebro del mono y el del hombre más primitivo no se podría llenar con ninguna teoría. El cerebro humano es mucho más desarrollado que el del mono.

Las Escrituras dicen que los seres espirituales, los Manasa Devas, se unieron con las formaciones materiales e implantaron el fuego divino de la auto-conciencia. Con la presencia de las inteligencias superiores, despiertan en nosotros las posibilidades superiores de evolución. Si no experimentamos lo divino en nosotros, vinculado a los Manasa Devas, no somos mejores que un animal, porque si utilizamos nuestros cuerpos sólo para satisfacer nuestros deseos, no hacemos nada más que lo animal. Frecuentemente, el hombre animal en nosotros es más activo que el hombre espiritual. Encontramos entre nosotros, tigres que persiguen agresivamente a otros, toros que cornean y escorpiones que pican. Cuando la mente inferior domina y nuestras acciones se relacionan solamente con el cuerpo, el alma no se expresa.

Una Gran Oportunidad

La cita “polvo eres y al polvo volverás” no fue dicha por el alma, la chispa espiritual. Somos un ser eterno, que encarna repetidas veces, para experimentar la belleza de la creación. Es por ello que en el Oriente se cree que es una gran oportunidad nacer en un cuerpo humano, porque ofrece la posibilidad de reconocer al alma. Hay que utilizar esta oportunidad para superar la ilusión de la muerte y también para prestar todo el servicio que a uno le sea posible. Aunque una parte considerable de la humanidad todavía se experimenta a sí misma como un cuerpo transitorio, se hace cada vez más frecuente la conciencia de que somos el alma y tenemos un cuerpo por cierto tiempo. Somos seres de luz, un rayo del Sol que ha decidido vivir aquí en esta forma mortal.

Como almas, venimos con tres fuerzas que trabajan en nosotros como Amor, Luz y Voluntad. El aspecto del cuerpo es también triple y consiste en la mente, los sentidos y el cuerpo físico que vemos. Esta tríada inferior es material, el hombre externo; la tríada superior es espiritual, el hombre interno. La tríada espiritual se refleja a través de la mente, y a esta reflexión la llamamos la personalidad humana. Está ubicada entre la tríada superior y la inferior, y actuamos con ella en la objetividad. El hombre es considerado también un septenario, un instrumento musical con siete cuerdas, tres con tonos altos y tres con tonos bajos y un acorde en el centro. Un Maestro puede producir hábilmente las notas de los siete centros en las siete cuerdas. Sin embargo, como hombres ordinarios, sólo sabemos utilizar las cuerdas de los tonos bajos del instrumento. Vivimos solamente en tres planos en vez de en siete.Pero tenemos la posibilidad de experimentar tanto los tonos bajos como los altos. Se dice que el hombre es un puente entre lo material y los mundos sutiles, el pivote en que culmina la creación. En nosotros, el potencial para experimentar es el mejor. En otros reinos o en otros planos, la creación no es tan completa. Los seres allí tienen que conformarse con el plano luz o con el plano material. Los seres por debajo del reino humano no tienen ningún contacto con los reinos superiores como el de los Devas. Los Devas o ángeles no pueden descender por debajo del hombre. Necesitan vehículos físicos para llevar a cabo el Plan Divino en la Tierra; es por ello que necesitan la cooperación del hombre. Los Maestros de Sabiduría han aprendido a cooperar completamente con el Plan de los Devas.

Obrando a Través del Cuerpo

El cuerpo humano está mejor adaptado a experimentar el mundo externo, es como un Mercedes entre los autos. No fue nuestra decisión el obtener un cuerpo humano. Éste fue creado por las inteligencias de la naturaleza y nos fue dado. No nos pertenece y, por tanto, no debemos maltratarlo. Si hacemos esto, también nos maltratará. Debemos tenerlo como a un auto y cuidarlo bien. Cuando se vuelve viejo e inútil, tomamos otro vehículo. No debemos aferrarnos a él ni dejarnos confinar por él.

Un Maestro de Sabiduría no está limitado por una forma. Las Escrituras de Oriente hablan incluso de Iniciados en la forma de elefantes, cisnes, caballos y cobras.

El desafío para nosotros es trabajar a través del cuerpo, porque tan pronto como el alma ha entrado a éste, se olvida de su identidad. Adquirimos otras identidades que la del alma y nos olvidamos de quiénes somos realmente. Ésta es la gran ilusión. Los hombres se sienten como hombres y las mujeres como mujeres. Esto significa que se definen conforme a los cuerpos que tienen. Nos sentimos como padre, madre, hijo. Nos definimos con nuestro nombre, profesión y estado social, con el color de la piel, la nacionalidad y el lenguaje. Una definición está en relación con algo. No obstante, si no hay nada con lo que pueda relacionarse, no hay nada que definir. Para nosotros mismos, no somos nadie, sólo somos algo en relación con otros. Somos sentido y conocimiento puros de la existencia. También se le llama YO SOY. La verdad de la existencia, AQUELLO, existe como YO SOY: AQUELLO YO SOY. Somos la verdad ilimitada e indefinible, que se localiza por un tiempo y se define para propósitos específicos. Cuando fijamos lo ilimitado en una estructura, la confinamos. Vivimos en nuestras definiciones y quedamos atrapados en nuestros conceptos.

¿Quién Soy?

Debemos intentar regresar a nuestro origen quitando los obstáculos de los conceptos que nos hemos creado. Es por ello que al hombre se le ha pedido desde tiempos inmemoriales que, al despertar se haga la pregunta: “¿Quién soy yo?” Inmediatamente tenemos muchas respuestas listas y dejamos así la fuente de la cual hemos emergido. Pero la pregunta “¿Quién pregunta a quién, quién soy?” no puede ser definida. Es con esta pregunta que los sabios disuelven todos los conceptos sobre sí mismos. La meditación es la disolución de todo lo que pensamos de nosotros mismos para conservar la conciencia oceánica de la cual emergemos.

La segunda pregunta es: “¿Dónde estoy?”, y la respuesta es: “en el Este”. En nosotros el Este existe como el centro del ajna o el tercer ojo. Corresponde a la glándula pineal como el asiento físico del alma, mientras que la pituitaria es el asiento de la personalidad. Desde el Este, desde la Luz del Alma, podemos gobernar nuestras vidas correctamente. La tercera pregunta dice: “¿Qué debo hacer?” Éste no es el trabajo de la personalidad, sino del alma. Cuando nos hemos convertido en el alma, no nos vemos más a nosotros mismos, sino que vemos lo que otros necesitan y cómo podemos ayudarlos a solucionar sus problemas y a elevarse a sí mismos. Esto no se hace actuando, sino siendo, como un imán ayuda a las partículas de hierro a organizar su sistema desorganizado. Él que está en el centro de equilibrio del alma, esparce la vibración magnética de ‘ser’, que tiene un efecto que calma y ayuda a reestablecer también el equilibrio.

Cuando conocemos personas, debemos alinearnos con el alma, que se acerca a nosotros por medio de una personalidad. Hay entonces un intercambio de luz a través de los ojos, y podemos ayudar, porque estamos parados en el alma. En el momento en que vemos el alma en otros, estamos en el alma. Es la manera más fácil de estar en el alma y de estar activos como alma.

Fuentes utilizadas: K. P. Kumar: Venus. El Sendero hacia la Inmortalidad / notas de seminarios. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishta España. - H.P.Blavatsky: La Doctrina Secreta. The Theosophical Publishing House (www.theosociety.org).