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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

La Columna Vertebral

La Vara del Creador

Columna de Conciencia

Las enseñanzas de la sabiduría oriental describen cómo, al principio de la creación, Brahma, el Creador, se vio sentado en un loto en medio de un océano insondable. Él se preguntaba a sí mismo, “¿Dónde estoy y de dónde sale este loto?” Él reconoció que existe una fuente en él que le guía.

El quería saber dónde estaba y comenzó a descender. Se dio cuenta que era interminable. Se movió hacia arriba e incluso allí era interminable. A través de su descenso y ascenso se formó una línea vertical de luz.

El loto es el principio siempre en desarrollo del contenido del espacio. La columna vertical de luz es descrita como el tallo del loto y se la llama Brahma Danda, la vara del creador. Otro nombre es Brahmarandra, el eje del globo visible de espacio. Ésta corresponde al eje de rotación de la tierra que conecta los Polos Norte y Sur.

Así como el eje de la Tierra es el centro de rotación de la Tierra y tiene su vértice en el Polo Norte y en la Estrella Polar, nuestra columna vertebral es el eje de rotación de nuestras vidas. El centro de la cabeza corresponde al Polo Norte y el centro base en el coxis al Polo Sur.

Desarrollo del Embrión

En el curso de la formación del cuerpo, hemos descendido como un punto de luz desde el centro de la cabeza en la columna vertebral, tal como el creador ha descendido en el tallo del loto. Cuando observamos la formación del embrión en el útero, podemos comprender cómo se ha desarrollado la actual forma humana desde una forma esférica en anteriores ciclos de la creación. El desarrollo del embrión recrea todas las etapas del desarrollo humano.

El centro de la cabeza es lo primero que se forma en el momento de la fecundación. A partir de ahí, se desarrolla una pequeña burbuja, que se condensa en un algo semisólido, semilíquido. La cabeza se forma desde el polo superior, en la que se forman la cavidad bucal y las cavidades para las posteriores formas de los órganos de los sentidos. A continuación, la columna vertebral emerge de una forma esférica.

En primer lugar, la cabeza se forma con el sistema cerebral y luego se forma el sistema espinal. El eje de la columna vertebral comienza cerca del centro de la garganta; las otras partes del cuerpo se desarrollan poco a poco alrededor de este eje. Así, hemos crecido desde la cabeza hasta los pies. Es una comprensión muy limitada de este proceso elevadamente complejo verlo como una coincidencia, y el que la espina dorsal sea una simple vara de calcio. Todo es hecho por inteligencias sutiles que construyen nuestros cuerpos.

En la cabeza, nuestra conciencia es una forma esférica, como una bombilla encendida; ésta desciende desde la médula oblongata como una columna interna de luz. Nosotros podemos visualizarla como una esfera de luz sobre un báculo luminoso. La cabeza parece una corona grande en términos de conciencia y la columna vertebral se ve como una poderosa lanza resplandeciente de luz. El globo con la columna vertebral parece un cetro. Es un símbolo que lleva el Señor Vishnu. Este es un símbolo para nuestra meditación.

Al manifestarse el cuerpo, todas las inteligencias cósmicas, solares y planetarias están activas alrededor de esta columna, desde el mundo más sutil en la parte superior de la cabeza hasta la base. Todos los centros y también los correspondientes planos de existencia surgen de este eje. Los siete centros son vórtices de energía que llevan los siete planos de conciencia.

La Columna de Conciencia

Cuando los médicos hacen una punción lumbar con una aguja para inyectar, sale un líquido de la cavidad de la columna espinal que se llama líquido cefalorraquídeo. Pero los científicos de la antigua yoga explican que no existe ningún fluido, sino una especie de vapor que sirve como el medio de la conciencia. Si es extraído, sale como líquido, tal como el vapor de agua en un tubo de goma sale como gotitas de agua si se inserta una aguja en el tubo. Una vez que el líquido se ha tomado en una punción lumbar para realizar pruebas, nunca puede ser reemplazado. La persona continuará viviendo toda su vida con un déficit porque el vapor en el tubo es el resultado de todas nuestras experiencias en la vida.

La columna vertebral no es simplemente una estructura ósea de vértebras. Como seres humanos, tenemos el núcleo de nuestra existencia en el tubo hueco dentro de la columna vertebral. Todo el canal está lleno con la luz de la conciencia, en el interior del cual existe la conciencia Maestra. Como YO SOY, somos este pilar de conciencia; vivimos en ella y nos movemos hacia arriba y hacia abajo. Desde la cabeza hasta el centro base, una corriente de energía fluye a través del sistema cerebroespinal como una cascada de luz y conciencia. La corriente de energía fluye más fácilmente cuando la columna está en posición vertical, aunque también podemos entrar en la conciencia interior mientras estamos acostados. Los ejercicios de yoga ayudan mucho para mantener la columna flexible, para que no haya solidificación física y mental. Una espalda elástica puede absorber y hacer circular mucho mejor a las fuerzas vitales.

La columna vertebral está en la parte posterior del cuerpo. La conciencia de fondo está en nuestra espalda. Cuando nos relacionamos con ella, nos conduce para que podamos actuar correctamente, pero cuando perdemos la conexión, cometemos errores. Tenemos una columna vertical que el animal no tiene. Si sólo vivimos en el mundo externo, nos desplazamos horizontalmente en objetividad como un animal. También podemos movernos verticalmente en el mundo interior y establecer una relación con lo divino a través de los centros superiores.

Hemos surgido de la columna para ser activos en la objetividad, y hemos perdido la conexión con el mundo interior. La clave para volver a entrar es la respiración y el sonido. Cuando contemplamos en la respiración, poco a poco nos retiramos en la pulsación, allí podemos percibir un sonido que zumba, el OM. Esto nos lleva al interior del centro del corazón, donde podemos entrar en el sistema espinal a través de una abertura. A través de la entrada, nos metemos en el templo interior, la cámara real. Hacia abajo y hacia arriba, vemos la columna de la luz y encontramos la pulsación sutil.

Moviéndonos conscientemente desde la cabeza hasta la punta más baja, nos familiarizamos poco a poco con el lado subjetivo. Así desarrollamos el Antahkarana Sarira, es decir, la mente interior y los sentidos internos. Aunque tenemos un cuerpo objetivo alrededor de la columna, la objetividad deja de existir para nosotros hasta que deseemos regresar del exterior. Cuando contemplamos cómo la energía universal entra en nosotros a través de la cabeza y fluye a través del sistema, podemos coordinar todas las energías en nuestro cuerpo. Poco a poco, todo lo que se refiere a nosotros y al cosmos se nos revelará.

A la columna de luz también se la llama la vara de la iniciación o la vara de poder. Esta vara de iniciación está también en nosotros, pero duerme. Moisés simbólicamente sostiene en su mano la vara que recibió del Señor. La energía de su columna de conciencia se transmite a la vara y cumple las obras de Dios. Es una serpiente rastrera cuando la vara se sostiene horizontalmente, pero cuando se lleva verticalmente, se convierte en una vara alada con los anillos de la serpiente. Éste es el Kundalini o el poder de la serpiente que se mueve hacia arriba a través de la columna central en forma espiral. La columna de conciencia es el Brahmarandra que contiene el Sushumna.

LÍneas de Energía

La anatomía yóguica sabe de innumerables energías inmateriales en el cuerpo denominadas Nadis que se expresan a través de los plexos físicos de los nervios. Las líneas principales son Ida, Pingala y Sushumna. La corriente de Ida vibra a lo largo de la parte izquierda de la columna vertebral, causa la materialización y se llama Chandra Nadi, Nadi lunar. La corriente de Pingala vibra por la derecha, causa la espiritualización y se llama Surya Nadi, Nadi solar. El Sushumna forma el flujo medio que vibra en el centro de la columna vertebral y también es llamado Agni-Nadi, el Nadi de Fuego. Es la fuerza equilibradora de la conciencia. Para la contemplación, Ida puede ser meditada en un color amarillo, Pingala en un color amarillo miel y Sushumna en un color azul cielo.

En lo más interno de Sushumna existe la corriente llamada Chitrini, una radiante línea de fuerza de la conciencia, rodeada por diversas capas de Sushumna. Esta puede visualizarse como una línea de fuerza radiante de color azul eléctrico. Es la parte más sublime de nuestro ser, la energía esencial de Atman como conciencia y luz. El color básico de Atman es azul; aparece en diferentes centros como de diferentes colores como un arco iris. El propósito de toda práctica de yoga y el discipulado es permitir la manifestación de Chitrini, la conciencia que fluye. Ésta permite que todas las glándulas secreten correctamente, y que todos los centros se desarrollen como lotos, lo que conduce a la perfección del hombre.

Cuando una persona se convierte en un ser perfecto, la columna vertebral está completamente llena de la luminosidad de su ser. Él descubre que la columna de la conciencia ya no es adecuada para él. Se rompe porque no puede soportar tanta iluminación. Es así como se libera del cuerpo y permea el aire. Consecuentemente, cuando se le invoca, se puede sentir su presencia. Su nombre se convierte en un sonido-clave, y en el momento en que es emitido el sonido-clave el discípulo siente la presencia del Maestro. Ésta es la historia de un hombre que se convierte en un Maestro.

Fuentes utilizadas: K.P. Kumar: El Maestro / Notas de seminarios. Dr. E. Krishnamacharya: Mensajes 2. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishtha España (www.edicionesdhanishtha.com)