Ciclos

Enseñanzas de Sabiduría
Sabiduría Eterna
Las 7 Razas
El Número Siete

La creación es un movimiento cíclico. Todo sale de la existencia pura, la nada aparente se desarrolla, se realiza, se retira y se funde otra vez. Este movimiento pulsante ocurre como el fenómeno 'tiempo' en el campo del espacio. Tenemos la visión de períodos de tiempo como secuencias lineales pero ellas tienen la estructura de los hilos de la alternancia que se basan en la ley de la pulsación. El espacio pulsa y el tiempo aparece como la duración de una serie de eventos que se suceden uno al otro en un orden cíclico. Existe una transformación constante de lo sutil a lo físico denso y a la vez de lo físico denso a lo sutil. Podemos visualizarlo como un flujo circular de energía llamado la rueda de la creación. La rueda gira en círculos, y por tanto, hay un proceso de movimiento hacia abajo y hacia arriba. En la sabiduría oriental, Vishnu, el Señor de la Impregnación, es representado con un dedo índice de su mano derecha extendido en el que lleva una rueda. Simboliza la rueda del tiempo y Vishnu rige los ciclos del tiempo. Existe un constante movimiento cíclico de manifestación y de salir de la manifestación, y es por ello que hay muchas series de creación. Todo lo que desaparece vuelve a aparecer en una nueva forma. Cada noche trae un nuevo día y cada día es seguido por una nueva noche. En el drama de la vida hay nacimiento, crecimiento, floración y finalmente el regreso y el desprenderse del cuerpo sólo para reaparecer después de un tiempo. Este proceso se llama 'Narayana' en oriente. 'Ayana' en sánscrito significa 'el cíclico sendero de energía' que alternativamente se despliega y se retira. El desarrollo se identifica con el sonido 'RA'. RA es el sonido simiente de Agni, el fuego cósmico. 'NA' es el sonido de la disolución, el sonido de negación y absorción. Narayana es la energía responsable del desarrollo y el regreso de los universos. Para recibir el libre flujo de la energía, los videntes han concebido la fórmula de sonido OM Namo Narayanaya; el mantra es muy popular en los ashrams, donde continúan cantando y bailando de alegría. Otro nombre para Narayana es Krishna. En el Bhagavad Gita, Krishna dice, “yo sigo viniendo a través de los ciclos de tiempo para darles el Camino.” El Bhagavad Gita es una enseñanza de Narayana a Nara. 'Nara' significa el indestructible. En nuestra más íntima esencia somos indestructibles; por tanto el hombre también se llama 'Nara'. Narayana significa quien crea seres y les permite entrar en la creación para que experimenten, se realicen y vuelvan.

En la medida en que descienden en la materia, las almas salen de la luz del espíritu y entran en la oscuridad de la objetividad. Las escrituras dicen que la serpiente descendió del árbol y todo estaba oscuro. En el mundo externo perdemos el conocimiento espiritual y olvidamos nuestro origen. Esto se llama las tinieblas de la ignorancia. Sin conocimiento, hacemos las mismas cosas una y otra vez y entramos en un ciclo eterno de nacimiento y muerte. Es un aspecto del tiempo que nos conduce a la ignorancia y también nos eleva hacia la luz y el conocimiento. La serpiente es un gran símbolo del tiempo y sus anillos son vistos como los innumerables ciclos de tiempo. Según las enseñanzas de la sabiduría, la serpiente se mueve como una rueda, desde la cabeza hasta la cola y de la cola a la cabeza. En cada ciclo de tiempo, el principio contiene ya el final y todo final da lugar a un nuevo comienzo.

Las personas sabias pueden vivir más allá de los ciclos, más allá de la luz y la oscuridad. Esto sucede sólo a través de la identificación con la luz absoluta. Cuando nos identificamos con la fuente de la luz y la oscuridad, es más fácil trascender el movimiento cíclico. El sendero del yoga es la clave para salir de la rueda de la creación y, no obstante, seguir en la creación. Estamos entonces en medio de la rueda, pero ya no en la ilusión de la actividad circular.

Hay muchas personas que creen que todo está predeterminado. Hasta cierto punto esto es cierto, pero si todo estuviera predestinado, no habría ninguna evolución y sólo nos moveríamos en un círculo. Mientras nos guiemos por los patrones del comportamiento pasados, seguiremos estando atados a los ciclos de nacimiento y el renacimiento. Las impresiones almacenadas llevan las semillas para la germinación futura. Así, el aspecto del karma nos ata hasta cierto punto, pero podemos cambiarlo por medio de nuestra voluntad. Cuando el principio del alma se activa en nuestras vidas, traemos nuestra voluntad en armonía con la Voluntad Divina, y esta Voluntad está libre de la compulsión de volver a las experiencias anteriores. Sus impulsos son originales y nuevos. Por tanto hay un desarrollo en nuestra vida. El movimiento ya no es cíclico sino espiral. Con cada repetición se llega a un anillo mayor de la espiral.

La forma básica de un ciclo de tiempo es la pulsación de la respiración: inhalación, pausa, espiración y otra vez una pausa. En la naturaleza existe una alternancia cíclica de fases activas y pasivas: con el día, con el mes lunar, con el año y con ciclos mayores de vida, con los ciclos de los yugas y kalpas. Los ciclos se dividen otra vez en sub-períodos, como el día con la mañana, el mediodía, la tarde y la noche; las fases de la luna con la luna nueva y la luna llena, así como las ocho fases ascendentes y descendentes de la luna, o el año con los puntos cardinales de los solsticios y los equinoccios. Hay muchas maneras de dividir los ciclos de tiempo; con cada subdivisión obtenemos una diversa comprensión de la naturaleza.

Es de gran importancia para entender el significado de los ciclos de vida y de la naturaleza. Cuando se imparten los conocimientos relativos a la vida, la naturaleza, los ciclos de tiempo y el propósito mismo de la vida en la infancia, una persona tiende a ser mentalmente estable y a llevar una vida constructiva y estable.

Trabajar con los ciclos del alba y el crepúsculo, así como de la luna nueva y la luna llena es el paso fundamental para entrar en los campos invisibles y divinos de la luz a través del mundo visible y a experimentar que no somos una conciencia separada. Para la práctica meditativa del Raja Yoga, es importante conocer los secretos de los ciclos del tiempo, así como los movimientos de los planetas y las estrellas fijas, y enfocarse en los ciclos diarios, semanales, mensuales y anuales. Al hacer esto, seguimos el calendario planetario y no el calendario hecho por los seres humanos; sólo de esta manera podemos comprender la química presentada por los ciclos de tiempo. Al integrar las energías de los ciclos en nuestras vidas, somos capaces de seguir el camino del discipulado.

Hay ciclos en relación con el sol, la luna y otros planetas como Venus, Júpiter o Saturno. Especialmente el ciclo de Urano influye en nuestro progreso e incluso el progreso del planeta a través de la periodicidad de siete años. En siete años, Urano cruza un signo solar. En 84 años, recorre todos los 12 signos del sol. 84 es un número interesante porque consiste de (3 + 4) x (3 x 4). 3 representa el estado no manifiesto de la existencia, y 4 representa el estado manifiesto de la existencia. El ciclo de 84 años se considera completo en sí mismo. En 84 años, también Júpiter ha completado siete ciclos. Por tanto, en Kali Yuga, 84 se considera un año de la realización de una vida en un cuerpo humano.

Cada siete años podemos empezar una nueva etapa de nuestras vidas. En los primeros cinco ciclos de siete años, el cuerpo evoluciona gradualmente hasta la edad de 35 años. Más tarde, el proceso de desintegración es más fuerte que el proceso de construcción. Todas las acciones hechas al cuerpo por ignorancia nos serán devueltas en forma de enfermedades. Hasta los 35, tenemos una buena oportunidad para entrenar y cultivar el cuerpo y también los sentidos y la mente del cuerpo. Después se hace más difícil; nos encontramos con que el cuerpo que hemos construido a nuestro alrededor nos restringe físicamente o a través de la riqueza material. Todo lo material tiene tendencia a asentarse y solidificarse.

Sobre la base del principio del número 7 ocurre una visita cíclica de energías. Después de siete días viene una nueva semana; esto no es una costumbre humana. Después de siete desarrollos hay un nuevo ciclo por venir; el octavo paso completa y trae nuevas energías. Desde la luna nueva hasta la luna llena, la octava fase sigue como una transición después de siete fases de la luna, y luego hay siete fases más hasta la luna llena. Entonces, las fases descendentes siguen en el ritmo correspondiente. Siete años hacen un ciclo más grande. En una serie de siete vidas, podemos completar una etapa del desarrollo. La humanidad está evolucionando en este planeta en siete rondas, donde encontramos las siete razas. La palabra raza aquí indica un cierto desarrollo evolutivo. Después de siete razas se completa el ciclo de desarrollo actual. Algunas personas han llegado a su destino antes; vienen a nosotros como un pueblo sabio y tratan de ayudarnos. Incluso hay otros que ya han completado el desarrollo de las siete rondas de la tierra.

Nuestra tierra también tiene sus propios ciclos que se pueden llamar los ciclos geológicos. Tienen sub-ciclos que tienen que ver con el desarrollo de los reinos de la naturaleza. En el espacio, se organizan ciclos dentro de ciclos en un hermoso patrón de escalas de tiempo y estructuras geométricas. Crean el sentido del tiempo para nuestra mente. Todos estamos condicionados por el tiempo y llevamos a cabo el plan de nuestra vida en términos de tiempo a sabiendas o sin saberlo.

Fuentes utilizadas: K.P. Kumar: Urano / La Luna – La Clave. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishtha España (www.edicionesdhanishtha.com)