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  • Sabiduría para la práctica
  • La Sabiduría es conocimiento aplicado
  • La sabiduría se propaga ella misma

Sabiduría para la práctica

La Sabiduría es para la práctica, no para hablar de ella continuamente. Si nos limitamos a hablar de los Maestros, los Rayos y las Jerarquías, tan sólo conseguimos descuidar nuestras obligaciones presentes.

La Sabiduría es conocimiento aplicado

Cuando el conocimiento es aplicado deviene sabiduría. Solemos obtener mucho conocimiento pero tenemos que aplicarlo en nuestra vida diaria para que se transforme en sabiduría. A través de la sabiduría experimentaremos la existencia.

La sabiduría se propaga ella misma

No tenemos que estar deseando difundir la sabiduría sin trabajarla en nosotros mismos. No hemos comprendido bien si pensamos que podemos difundir la sabiduría. La sabiduría sabe como difundirse. Sólo necesita canales.

La Verdad

La Unidad de Existencia

La Verdad

La unidad de toda la vida es la Verdad eterna. Cuando hablamos de la Verdad, hablamos del Uno Absoluto. En los Vedas se lo llama TAT, en inglés THAT, en francés CE y en español ESO, porque no es “él”, ni “ella”. Esta energía que está más allá de todo es la base para todas las expresiones adicionales. En verdad, hay solamente una sola existencia que aparece como muchas. La existencia está ahí en todo momento; la conciencia brota de ella y desarrolla un campo de luz y luego un campo de fuerza y de materia.

En la objetividad, vivimos en un mundo de materia que es un reflejo de la luz interior. La luz es un reflejo del alma y el alma es un reflejo del espíritu. El principio mediante el cual ocurre la reflexión es la materia raíz que emerge del Uno. Si sentimos algo como que no pertenece a la unidad, es que nos hemos perdido en la ilusión del mundo. Vemos algo que no existe, y perdemos la experiencia de Verdad.

No es correcto decir, “el mundo es una ilusión”. El mundo que ahí está, no es una ilusión, sino el mundo que vemos. Cuando tratamos de caminar a través de la pared en el plano físico, nos daremos un golpe; eso no es Maya. Un árbol, una montaña, etc. no son una ilusión. La ilusión es creada por nuestra comprensión y por nuestra dificultad para ver cada forma y cada situación como divina. Nos perdemos en la ilusión de simpatía y antipatía, de “mi amigo, mi enemigo, mi propiedad”. Las ilusiones son las relaciones que construimos.

Según la doctrina fundamental de la sabiduría todo es divino. En el camino de la búsqueda de la Verdad, aprendemos a percibir que no existe forma que no-sea divina y ninguna situación es no-divina. Es difícil ver la presencia de Dios cuando otra persona se comporta de una manera irresponsable. Pero darse cuenta de la Verdad requiere que no nos perturbemos por la irresponsabilidad de otros y que experimentemos a Dios incluso en situaciones difíciles. Podemos ver a las personas a través de las cuales experimentamos problemas como máscaras a través de las cuales lo Divino juega con nosotros. El problema es una verdad sustituida; si vemos en ello la Verdad o lo Divino, entonces el problema no nos va a afectar más.

Muy a menudo tenemos la sensación de que muchas cosas están en desorden. Para los videntes nada está en desorden. El desorden aparente tiene un objetivo de aprendizaje. Cuanto más aprendamos a ver lo Divino en todas las formas y en cada acción, más nos acercamos a la síntesis. Los diversos ejercicios espirituales sólo tienen como objetivo mantener esta Verdad fundamental en mente. Tenemos que recordárnolo todos los días: Yo soy el alma; he salido de la Verdad Una y pertenezco a esta Verdad. He adoptado un nombre y una forma; pertenezco a una raza y a una nacionalidad; trabajo a través del mundo de los cinco elementos.

La Conciencia Maestra

Cada forma es divina, y cada morador de una forma es YO SOY. YO SOY es la conciencia individual; es un reflejo de ESO. Esto significa que ESO es reflejado por el YO SOY. Lo que definimos en términos de nosotros mismos es nuestra personalidad, pero esto no somos nosotros mismos. La personalidad es la sombra del Yo SOY. Las personas que viven en la personalidad ni siquiera viven como YO SOY.

YO SOY no es la Verdad, sino una verdad sustituida. ESO YO SOY es la Verdad. ESO existe como YO SOY, pero el YO SOY crece como un globo junto con la sabiduría, las percepciones y las visiones. Muchas personas espirituales sufren a causa de su sentimiento, “somos los conocedores”. Yo soy el conocedor, yo soy el maestro, yo, yo, yo. Sólo cuando este ego muere, el cuello de botella ya no es un obstáculo para el desarrollo completo.

Si nos reconectamos en la mañana con la fuente, justo cuando despertamos, tenemos la conciencia, “yo soy sólo el océano que se levanta como una ola. En verdad yo soy el océano.” Así que la verdad existe dentro de nosotros como YO SOY, como el alma. En la esencia, el océano y la ola son lo mismo. La diferencia es sólo en el estado. Nuestra existencia individual es como la ola; ESO es el océano. Mientras recordemos que YO SOY, sabremos que somos el océano que se levanta como una ola. Esto debe ser un ejercicio diario para volvernos activos como el alma. Así, conectamos con lo que llamamos hoy “el Maestro”. Si permitimos que la conciencia Maestra trabaje a través de nosotros, nos convertimos también en un puesto de avanzada de la conciencia universal. Desde allí podemos ir al plano de la mente y luego expresarnos a través de lenguaje o acción y aún permanecer conectados a la conciencia universal.

Cualquier camino que adoptemos y cualquier Maestro con el que nos asociemos, es necesario que giremos hacia adentro y nos movamos hacia el corazón, y luego ascendamos hacia el centro de la garganta y el centro del entrecejo y, finalmente, llegaremos al centro Ajna. Allí encontramos nuestro propio estado original del ser y nos damos cuenta que, como una esencia pulsante, irradiante, magnetizante, somos una proyección de lo Absoluto. En el pasaje entre el Ajna y el Sahasrara nos damos cuenta de la Verdad de nuestra existencia. No hay sino una existencia como realidad, no hay ninguna existencia individual. La identidad universal corre a través de todo. Si vamos más allá de la cabeza y nos colocamos como una joya radiante en el loto, dejamos de existir como un individuo; sólo la existencia cósmica continúa existiendo como nosotros mismos. Existimos en Samadhi, pero no sentimos que existimos. Es sólo existencia por sí misma pero no existencia en relación con algo. Estamos ahí, y establecemos una relación con lo Divino y contemplamos continuamente sobre ello. Toda actitud posesiva ha desaparecido.

Si un iniciado que ha tocado las energías del Sahasrara tiene que hacer algo, trabaja sin interrumpir la conexión con ESO. Todos aquellos que alcanzan el Sahasrara están aquí; viven en sus familias, en el mundo, y ayudan al mundo. Sólo después de que Buda se percató de esto, entendió que no tenía que haberse ido de su casa. Los Maestros de Sabiduría viven entre la gente y siempre están disponibles para la humanidad. Ellos forman el camino hacia la Verdad.

El maestro es una expresión, un representante de la Verdad. Transmite el camino a aquéllos que sinceramente buscan para que puedan encontrar la Verdad. Vemos la Verdad según nuestra orientación. Ninguna encarnación de la Verdad fue siempre aceptable para todos.

Inventando el Camino

Sólo aquéllos que se han dado cuenta de la Verdad, pueden también enseñar el camino de la Verdad y ayudar a otros. Pero incluso si estamos inspirados en un Maestro o la práctica de otra persona, sigue siendo nuestra decisión el caminar por el camino. La influencia de un Maestro nos puede apoyar, pero caminamos el camino con autorresponsabilidad. Una vez que hemos tomado la decisión y nos hemos aferrado a ella, entonces el camino poco a poco se vuelve verdad para nosotros.

No encontramos la verdad a través de caminos trillados. Después de cierto punto necesitamos ser creativos e inventar la ruta nosotros mismos para llegar a la Verdad. Ser inventivos significa habitar profundamente dentro de uno mismo y sacar de nuestro propio ser las profundidades. Mientras más dentro habitemos, más podremos salir con ciertos pensamientos creativos que nos ayudarán a movernos más. Una vez que hemos tocado el origen, la Verdad se expresa de forma nueva y original. Todos los que se dieron cuenta de la Verdad, la entendieron y la presentaron nueva. Su manera de darse cuenta de la Verdad puede formar un camino que otros sigan.

La Verdad debe expresarse en forma amable y sincera sin lastimar a otros. Una persona que habla la Verdad, sólo habla, pero no habla sobre ello. Hablar acerca de la Verdad es diferente de decir la Verdad. La Verdad es simple, no complicada, ni retorcida, ni misteriosa. Nuestra mente contiene la complicación. Si somos sencillos en nuestra actitud, estamos aptos para darnos cuenta y expresar la Verdad. Ésta es la base para nuestra conciencia. Aquéllos que buscan milagros no pueden percatarse de la Verdad.

La Presencia de Fuego

No se puede hacer publicidad para la Verdad. No necesitamos difundirla porque todo el mundo es la encarnación de la Verdad. La Verdad no puede ser impuesta sino sólo puede ser desplegada desde adentro. Aquéllos que se esfuerzan por vivir la Verdad, se sienten atraídos por la Verdad y encuentran su camino. La Verdad no lucha. Las religiones que luchan están muy lejos de la Verdad. La Verdad es siempre más grande que cualquier religión, sobrevive los ciclos del tiempo y de la Naturaleza.

En vez de atacar los conceptos de los demás y de imponer nuestros propios conceptos en ellos, debemos tratar de entender de qué forma tan maravillosa ha sido expresada en ellos, la Verdad. Si estamos con la Verdad, podemos establecer una relación con la Verdad en cada concepto. El discipulado demanda dejar en paz todos los prejuicios e integrar las piezas de la Verdad para darse cuenta íntegramente de la Verdad. Por lo tanto, se rompen los pensamientos concretizados en nosotros. Esto crea malestar y disturbios en nuestra personalidad. El comportamiento no se puede cambiar rápidamente. No obstante, la presencia de la Verdad es como el fuego; causa transformación y todo lo transforma en sí mismo. Por ello se recomienda el ritual del fuego a todos los buscadores de la Verdad. El fuego es otro nombre de la Verdad. Todos los Hijos de Dios han traído al hombre la luz de la Verdad y así han traído el fuego a la Tierra, para que aquellos que se alinean con la Verdad sean elevados al Reino de Dios.

Fuentes: K. Parvathi Kumar: Urano, El Alquimista de la Nueva Era / Notas de seminarios. Dr. E. Krishnamacharya: El Libro de Rituales. The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishtha España (www.edicionesdhanishtha.com)